Creencias religiosas

Author: Mcphisto /



Las creencias religiosas, la ¿necesidad? de creer en un ente omnipotente, el significado de articular la serie de sonidos: “Dios”, las implicancias que en cada ser viviente pensante, significa pronunciar la palabra “Dios”.
Hoy tengo la necesidad de escribir y deslindar un tema evidentemente complejo, que de antemano sé que no llegaré a ninguna conclusión definitiva, que invariablemente me confundirá tocar este tema tan sensible o insensible para mí.
En cierta forma, creo que la infancia es la etapa de los cimientos para la forma de ser, en una persona a futuro, y en el aspecto religioso sin lugar a dudas lo fue, y en ese aspecto el fervor religioso de mis padres fue algo ambivalente, mi madre quizá sea un poco mas creyente, porque de vez en cuando asiste a misa, pero no a un nivel, tal de fervor como para llevarme u obligarme asistir a misa todos los domingos, mi padre digámoslo de esta forma, es aun menos creyente que mi madre, si él asiste a alguna misa, doy por hecho que eran por compromisos ineludibles, tales como la misa de salud, defunción, matrimonio, bautizo, etc. Si no era por tales motivos, mi padre no asiste a misa.
El hecho de explicar la actitud de mis padres con respecto a la religión, es importante, porque en cierto modo y en ciertos aspectos me veo reflejado con respecto a mi postura, en lo concerniente a mis creencias religiosas.
Claramente recuerdo que en los años de primaria teníamos asignado la asignatura de Religión, y he aquí la contrariedad de mis recuerdos.
La respuesta es sencilla, nunca preste la debida atención a lo que nos explicaban en ese curso y a lo sumo lo único que aprendí fue a rezar el Padre Nuestro, la etapa de secundaria fue igualmente desalentadora, no recuerdo claramente cuantos años teníamos asignado el curso de religión ¿creo que fueron los cinco años? La etapa de secundaria, era una etapa de confusión al extremo, porque de una parte ya empezábamos a tener nociones claras de la sexualidad y las implicancias de las imágenes sexuales que uno era bombardeado a ver en esos años, además de una lógica necesidad de buscar respuestas a interrogantes que teníamos en esos tiempos de escolar, por demás esta explicar que algunos vicios ya comenzaban a rondar entre nosotros (alcohol, tabaco, drogas)
El contrapeso de ese mundo de ebullición, se podría decir que era el curso de religión, era ese lapso de tiempo en donde debíamos reconocer y exculpar los malos pensamientos que rondaban en nuestras mentes, pero por mí parte, eran horas de nulo contenido, y no me refiero a que no prestaba atención al curso, cuando me refiero a nulo contenido quiero decir que, en definitiva no me veía aplicando los preceptos que el profesor de religión te decía, mi análisis era el siguiente: todos las personas creyentes cristianas sabemos de memoria los 10 mandamientos, y según mi humilde conclusión, no he cometido un pecado grave, a excepción de ciertas mentiras de poca monta o alguna tentación de robo de poco valor efectuado, que a lo máximo pudo haber sido el “inocente” robo de un borrador o lapicero, pero con la necesidad sólo de fastidiar algún compañero molesto de mi aula.
como un anécdota para tomar en cuenta, en alguna clase de mis años de secundaria, mi profesor de religión, que no recuerdo cual es su nombre, hizo su aparición en el aula, con evidentes rasgos de ebriedad,(eran días en que el colegio celebraba un aniversario más de creación) la situación fue que el profesor irrumpió en el aula, nos saludo y se puso a orar el padre nuestro frente a nosotros, toda la promoción miraba al profesor, algunas caras de incredulidad y otros con cara de risa poco disimulada, la situación fue que el profesor termino de orar, y tal como apareció, desapareció, una vez que el profe se retiro del aula, las risotadas entre todos nosotros duro por varios minutos.
Mientras ocurría todo ese show, pensaba, si así actúa el profesor de religión, que es una persona leída de los preceptos religiosos y de las buenas formas, que se puede esperar de los demás.
Retomando la reflexión anterior, pensaba, ¿soy un pecador?
-Seguramente lo soy, pero soy tan pésimo pecador, que creo que Dios no me tomaría en cuenta para nada-

Siempre he reconocido que son en los momentos de melancolía, de desesperanza, de miedo, de tristeza en extremo, cuando me veo en la necesidad de recurrir, al ser omnipotente a ese ser que no podemos ver ni sentir, pero que sabemos que esta presente en todo momento, siempre en los malos momentos sólo en los malos momentos, busco la protección espiritual encomendándome a Dios o al mesías, lamentablemente son escasísimas las oportunidades que en algún momento de felicidad me encomiendo a Dios, es un mea culpa que confieso.

Hoy en la actualidad llevo una existencia alejada de Dios, una existencia sin emociones positivas ni negativas, sin sentimientos de culpa, pero sin sentimientos de prosperidad, digamos que me encuentro en un punto nulo, no tengo la necesidad de recurrir a Dios.
Admito que algunas veces ha pasado por mi mente filosofar acerca de la existencia de Dios, pero siempre desisto, debido principalmente porque sé que él existe, es decir si me encomiendo a Dios en los momentos de desesperanza, doy por hecho de su existencia omnipotente.
Dicho esto acá, viene la parte inexplicable la parte incomprendida con respecto a la veneración del ser omnipotente.
¿Cómo puede ser posible que algunos sacerdotes sean tan perversos de cometer pecados imperdonables?
¿Cómo es posible que algunos miembros de la iglesia católica cometan casos de pederastia realmente repugnantes?
¿Acaso esos clérigos no tienen miedo a Dios?
¿Acaso esos clérigos no tienen miedo al castigo eterno de su alma en el infierno?
Son situaciones que no comprendo, partiendo desde este punto, encuentro la explicación a mi falta de fervor religioso (mejor dicho a mi falta de necesidad de asistir a misa), con estas noticias, el hecho de ver a una persona puesta la sotana me causa una profunda desconfianza, no puedo generalizar es cierto, he tenido referencias de sacerdotes de un comportamiento ejemplar, pero hoy lamentablemente la situación es otra.
Mi conclusión errónea de este punto es que:
Para algunos de esos inmundos sacerdotes que abusando de su poder, tuvieron la monstruosidad de cometer tales actos, para ellos no existe Dios.
En cambio para las personas comunes que llevando una vida aparentemente mas libertina, pero que respetamos a nuestro prójimo y no actuamos hipócritamente, para nosotros Si existe Dios.
Saque usted su propia conclusión.

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