Antes de emitir mi idea y pensamiento con respecto a las corridas, me viene a la memoria en mi época de infante como mi padre despotricaba de las corridas, desde el punto de vista de él, las corridas de toros para mi padre era realmente algo bárbaro retrogrado y cruel, hago hincapié en este pequeño anécdota para resaltar la importancia fundamental de esas palabras, después de varios años al observar las corridas en TV, concuerdo con las palabras de mi padre acerca de la tauromaquia, muchas veces leo que los defensores de esta funesta “fiesta” espetan que las corridas de toros forma parte de nuestra cultura y por lo tanto debemos proteger y enseñar a las próximas generaciones la importancia de mantener vivo la costumbre de asistir a las plazas para presenciar tan execrable espectáculo.
No soy un buen entendido del real significado de la palabra cultura, pero bajo ningún punto de vista puedo considerar “cultura” a un espectáculo atroz, no puedo imaginarme el terrible sufrimiento al que es sometido ese indefenso ser vivo, acribillado primeramente por un sin numero de banderillas con la lógica intención de debilitar al actor principal del show, y el torero un ser nacido para matar por diversión, a diferencia de los otros seres vivos que matan por necesidad, nótese la diferencia. He tratado de ser consecuente en este asunto y demás esta decir que jamás en mi vida he pisado una plaza de toros y así como estoy en contra de la tauromaquia, también pongo de manifiesto mi oposición a que se utilice animales en los circos, otro triste episodio donde el maltrato animal es inobjetable.
Leer la noticia de la prohibición definitiva en Cataluña de las corridas puede ser el inicio del efecto domino para que demos fin definitivamente a ese espectáculo sin sentido.
Para dar un fin definitivo a la tauromaquia creo que ese día llegara siempre y cuando nosotros les expliquemos a las próximas generaciones el porque las “corridas de toros” es un espectáculo deleznable, fatuo y tortuoso.
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